martes, 22 de septiembre de 2009

Vivir sin miedo.




Vivir sin miedo.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Respuesta a un comentario del artículo anterior.

He recibido una pregunta en “los comentarios” y me gustaría compartir la respuesta con ustedes.


Pregunta: Leyendo esto y ahora que tengo un bebé, me planteo cómo hacer para decirle que hay cosas que no puede tocar o hacer, sin programarlo para lo que comentas en tu artículo..., porque es cierto pero también es cierto que hay cosas que se tienen que negar, verdad?? ¿cuáles serían las frases adecuadas?


Respuesta No puedo responder cuales son las frases adecuadas porque cada niño y cada situación son diferentes. Lo importante es que utilices tu sentido común y que vayas aprendiendo de los errores que cometas. No es fácil ser padre. Tu paciencia, tu comprensión y tu amor hacia tu hijo es la mejor herramienta para ayudarle a crecer. Cuando le decimos a nuestros hijos que no toquen algo se lo vamos a decir con firmeza y con seguridad y le vamos a quitar importancia a eso que no queremos que toquen. Por ejemplo si le dices y explicas a tu hijo que no coja ese jarrón porque se puede romper y se va a hacer daño hazlo con la seguridad de que él lo ha entendido y no estés en tensión pendiente a ver si lo toca. Debemos entender que todo tiene su tiempo, si el niño es muy pequeño es mejor que no dejes las cosas a su alcance. Ten en cuenta que en esta etapa los niños se desarrollan a través del tacto, y por ello desean tocar todo lo que ven a su alcance, está investigando, está aprendiendo. Pon la casa adecuada para tu niño, no tu niño a la casa. Eso es básico y fundamental. Él va a aprender qué cosas puede coger y qué cosas no, a medida que se va haciendo mayor va comprendiendo más, sin necesidad de que le grites o te enfades. Cuando le gritamos, para el niño, es una situación traumática. Nos convertimos en una especie de monstruo, un gigante que le aterra. Por eso cuando le quieras comunicar algo a tu hijo te pones a su altura, le miras a los ojos y le dices lo que le tienes que decir, con ternura, con amor. Háblale. Recuerda que él, ahora, depende de ti, y tú eres quién lo va guiar, vas a ser su base, su estructura, para convertirse en un adulto equilibrado. Así él ira aprendiendo a saber qué puede coger y qué no, sobre todo cuando tú te mantienes firme en lo que dices. Date cuenta de que ellos saben cuál es el mejor momento para pedir algo que tú le has dicho que no. Cuando hay una visita, cuando estás hablando con alguien, y entonces, poco a poco, te vas poniendo nervioso porque no puedes atender al niño, ni a la persona con la que estás hablando, y ellos lo notan. Por eso, en ese momento, tienes que tener claro lo que puedes hacer con esa tranquilidad de la cual te hablo y con esa firmeza. Haz una pausa en esa conversación y dedica unos segundos a tu hijo. Escucha lo que quiere decirte y valora si es necesario interrumpir la conversación o no. Si no es tan importante, explícale a tu hijo que luego estarás con él cuando termines de hablar con esa persona. Pero si lo dices, cúmplelo, luego le dedicas ese tiempo a él. Si no lo haces llegará a no confiar en ti. Cuando digas algo que por cualquier circunstancia no puedas cumplir, explícaselo. Tu hijo tiene que confiar en ti y tú en tu hijo. Cuando le dices a tu hijo que no haga cualquier cosa, confía en que no lo va a hacer. Si al decirle que no coja algo le vigilas para que no lo haga, él, lo hará, simplemente para jugar contigo, para llamar tu atención, para que le atiendas. No es fácil educar a un hijo. Habitualmente partimos de lo que hemos vivido nosotros mismos. Si hemos tenido carencias afectivas vamos a mimar en exceso a nuestro hijo. En cambio, si no hemos tenido libertad en nuestra infancia le damos toda la libertad a nuestros hijos. Porque es lo que no hemos podido hacer. Nadie nos enseña. Tenemos que aprender asumiendo que cometemos errores. Por lo tanto, no esperes ser una madre perfecta, sino una madre que comente errores y le enseña a su hijo que cuando esto ocurre se puede rectificar, mejorar, incluso pedir perdón. Y él verá ese ejemplo, no va a esperar de ti que lo hagas todo bien, pero serás un modelo para él.

Espero que les ayude.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Relajación del agua.






Relajación guiada por Balbina Rodríguez.

martes, 8 de septiembre de 2009

¿Por qué siempre tenemos tendencia a pensar en negativo?

Quizás una de las causas de que pensemos de manera negativa se deba al hecho de que, cuando somos pequeños, siempre nos dicen, y recalcan, lo que “no” tenemos que hacer. Escuchamos mucho la palabra “no”. Esa palabra se va archivando en nuestro cerebro, en nuestra mente y automáticamente ante cualquier situación lo primero que pensamos es que no podemos hacerlo. Como dije antes, cuando somos pequeños siempre nos dicen “no te subas ahí que te caes” “deja eso que se rompe” “no cojas eso que te quemas”, etc. Si, nos dijeran que “nos podemos caer” o “quemar” pero, además, nos enseñaran a cómo podemos no caernos o no quemarnos aprenderíamos con más facilidad a ver esa parte positiva de la vida. Ahora que somos adultos cada vez que sucede algo, automáticamente, salta ese interruptor y lo primero que hacemos es pensar negativo. Pero, por eso, porque somos adultos, vamos a aprender a cambiar ese interruptor y a comprender que también existe otro. Vamos a transformarlo en positivo. Cómo podemos mejorar esa situación, cómo podemos subirnos a esa silla sin caernos. Ahora, yo te invito a que primero pongas una pierna, te impulses y luego la otra, que te atrevas, que te arriesgues, que no tengas miedo a caer. Si te caes, no pasa nada, tienes que valorar que has sido capaz de subirte a la silla, a pesar de haberte caído. Esa fuerza te da la posibilidad de seguir intentándolo siempre, dándote cuenta de lo que puedes mejorar hasta que logras subirte a la silla sin hacerte daño. No permitas que los miedos te frenen. Atrévete, arriésgate, inténtalo tantas veces como sea necesario hasta que lo consigas. Seguramente hay muchas otras cosas más por las cuales tenemos tendencia a pensar negativamente, pero somos capaces, si somos conscientes de equilibrar esa tendencia. Tú puedes hacerlo.



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